lunes, 12 de diciembre de 2011
Alfiz.
martes, 29 de noviembre de 2011
martes, 22 de noviembre de 2011
lunes, 21 de noviembre de 2011
martes, 25 de octubre de 2011
Auriga de Delfos.
Descripción:
Figura humana en pie. Le falta el brazo izquierdo. La cabeza presenta un rostro sereno, aparece coronada por una cinta o diadema. El pelo apenas está esbozado salvo los rizos que aparecen bajo la diadema. La imagen está vestida. El vestido es de manga corta y se extiende desde el cuello de la imagen hasta los tobillos, se ciñe al cuerpo por encima del vientre casi hasta el pecho con una cinta o cinturón. Los pies están desnudos. El brazo derecho aparece flexionado y en la mano sujeta unas cintas.
Tema.
La imagen representa a un auriga o conductor de carro. La posición erguida, la mirada al frente, el brazo extendido y la mano que sujeta algo parecido a unas riendas permiten esta suposición.
Finalidad.
Un auriga en la antigüedad no era más que un servidor, el conductor del carro de un personaje de cierta importancia: un dios, un héroe de guerra o un gobernante. Esta figura debió de formar parte de un conjunto formado por otro personaje, unos caballos y un carro. Si el personaje principal fue un dios el grupo debió de tener un significado religioso. Pero si el protagonista fue un guerrero o un gobernante su destino debió de ser conmemorar alguna victoria. Por las dimensiones del conjunto, imaginando lo que rodeaba a esta figura, se puede deducir que su finalidad era pública, política o religiosa.
Material.
Esta estatua está realizada en bronce, que es el material preferido por los escultores griegos de la antigüedad. Pero en los ojos y los labios se aprecian otros materiales gracias al color. Tal vez vidrios, gemas, marfil o conchas en los ojos. Y otro metal en los labios si es que no se trata de restos de policromía.
Composición.
Ya hemos dicho que la estatua formaba parte de un conjunto. Por sí sola se caracteriza por su sobriedad y carácter estático, como si se tratase de un maniquí, probablemente por su papel secundario.
Tipo de representación.
Es una imagen realista pero idealizada en el sentido de que no retrata a nadie en concreto y a cualquiera en general. Es simple y llanamente la representación de un ser humano anónimo.
Estamos ante una escultura de bulto redondo, un cuerpo entero erguido y sostenido sobre sus propios pies. Produce la sensación al espectador de estar ante una columna. Debió de ser diseñada para poder ser observada desde cualquier ángulo dentro del conjunto descrito, al menos la parte superior pues el resto sería tapado por la estructura del carro, (y probablemente por ello esa parte del vestido sea representada con mayor sencillez). La rigidez se rompe un poco al apreciarse cierta orientación de la cabeza y el tronco hacia la derecha, como si el auriga quisiese dirigir a los hipotéticos caballos en esa dirección por alguna razón que desgraciadamente se nos escapa.
Por las características de la indumentaria, el empleo del bronce, la serenidad del rostro y el conocimiento de las proporciones del cuerpo humano podemos deducir que estamos ante una obra de la antigua Grecia. Debe de pertenecer a un periodo posterior al arcaico porque rompe con la frontalidad característica de aquel periodo al mostrar cierto giro del tronco y del cuello. Pero ese movimiento es casi imperceptible por lo que tampoco podemos situarla en un periodo posterior al siglo V a.C. La ausencia de la sonrisa característica también la aleja de las piezas más primitivas. Por todo ello podemos deducir que se trata de una creación de transición hacia los logros del siglo V a. C.
La figura en cuestión se localizó en Delfos en el santuario de Apolo tras unas excavaciones realizadas en 1896. Parece ser que formaba parte de un conjunto que en honor de Apolo había mandado construir el tirano Polyzonos de Gela para conmemorar una victoria en una carrera de cuadrigas. El protagonista del grupo era el mismo Polyzonos. Lo único que ha sobrevivido de aquella obra ha sido la figura del auriga.
Comentario.
La imagen del auriga, el conductor de carros, fue muy popular en la antigüedad. Los faraones de Egipto aparecen representados en los frescos de sus tumbas disparando flechas con arco sobre animales o enemigos, montados en carros de dos ruedas tirados por caballos y dirigidos por estos profesionales. En los relieves asirios del rey Asurnasirpal los descubrimos junto al monarca en cacerías y combates. Homero en la Iliada los menciona en los enfrentamientos entre aqueos y troyanos. También en la antigua Roma acompañaban a los generales y emperadores victoriosos en el carro triunfal. Y también en la misma ciudad y otras del Imperio ganaron fama en las carreras de circos e hipódromos hasta época bizantina. Actualmente se conservan en la basílica de San Marcos un conjunto de 4 caballos de bronce que se trajeron los venecianos del saqueo de Constantinopla, (IV cruzada, 1204). Estas piezas formaban parte de un monumento que realizó en el siglo IV a. C. el escultor griego Lisipo. Estos caballos podrían parecerse a los que debió conducir el auriga de Delfos.
Una imagen que muchos conservamos en la retina es la de Charlton Heston conduciendo una cuadriga en la película Ben Hur, (1959).